Me seguían las sombras hasta ser el espejo de luz.
Envidia en el vaso de vidrio que volcó:
el agua en él se secó;
alguien lo había pateado.
Llanto impaciente, nervioso, violento:
ni un consuelo serviría, sólo golpes.
La flor seca se cae, nace una nueva
igual o mejor que la ya muerta.
Sirven las lluvias, como el sol quemante.
Sirven las lágrimas y el silencio.
Sirve el aburrimiento hasta la tristeza.
La interrupción de lo feliz.
El ama seca.
La mente oxidada.
El camino cortado.
La desesperación.
Para el golpe